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jueves, 7 de septiembre de 2017

EL FANTASMA DE LA CASA ZORRILLA EN VALLADOLID.



El más famoso de los lugares encantados situados en la capital vallisoletana, es el que podemos encontrar en la Casa Zorilla, en donde el genial poeta y dramaturgo pucelano pasó una buena parte de su infancia, y en la que aseguró haber visto el espíritu de su ya fallecida abuela Nicolasa. Lo realmente interesante de este misterioso enclave es que el propio Zorrilla dejó constancia de su experiencia en una obra escrita en el 1880, Recuerdos del Tiempo Viejo, en la que podemos leer esta valiosísima información:

Una tarde, mientras mi padre dormía la siesta y mi madre arreglaba los trastos en el comedor con las criadas…. creí ver a alguien en el sillón de brazos; suponiendo que sería Bibiana que dormía también su siesta a escondidas de mi madre, empujé y abrí del todo la puerta: una señora de cabello empolvado, encajes en los puños y ancha falda de seda verde, a quien yo no había visto nunca, ocupaba efectivamente el sillón, y con afable pero melancólica sonrisa me hacía señas con la mano para que me acercase a ella…

… me acerqué a ella sin miedo ni desconfianza, y puse mi mano derecha entre las dos suyas, que me alargaba sonriendo. Me dio ella primero una palmadita muy suave con su derecha en la mía, que posaba en su izquierda, y pasándomela después por mi suelta cabellera…, me dijo con una voz que no sabré explicar dónde me resonaba, si en el corazón, en el cerebro o en el oído: Yo soy tu abuelita; quiéreme mucho, hijo mío, y Dios te iluminará.

Estoy seguro de haber sentido el contacto de sus manos en las mías y en mis cabellos, y recuerdo perfectamente que sus palabras me dieron al corazón alegría
”.




La experiencia vivida por el pequeño Zorrilla fue impactante, tanto que nunca pudo olvidar este extraño acontecimiento y la imagen de una anciana que él nunca había visto con anterioridad, la cual se presentó como si fuese su abuela paterna. Pero la historia no terminó aquí, porque unos años más tarde pudo corroborar y darle sentido a esta aparición fantasmal acontecida durante su niñez. Así lo relata en el mismo libro:


"Nueve o diez años más tarde, en 1833… fui a Torquemada a reunirme con mi padre... Allí una tarde, registrando unos camaranchones de la casa vieja de nuestro apoderad…, tiré yo de una maraña de lienzos, manojos y restos informes y polvorientos de despedazados trastos, y di entre ellos con un lienzo sin marco, cuya pintura no se apercibía bajo una capa de polvo y telarañas. Mientras mi padre quitaba las de unos libros en pergamino que a las manos le habían caído, limpié yo mi lienzo con un trapo mojado, que fui a traer de la cocina; y al descubrir el retrato que en él hallé pintado, dije a mi padre: «¡El retrato de la abuela!»

Mi padre se volvió, miró el retrato y me dijo con extrañeza:

— ¿Pues de qué la conoces tú, si jamás la has visto?

— ¿No se acuerda usted—le contesté yo—de que siendo muy niño vi una señora que me dijo que era mi abuela, en el aposento cerrado de la antesala de nuestra casa de la calle de la Ceniza?

— ¿Y era esa?—exclamó con asombro mi padre.

— La misma: tengo su imagen en las pupilas—respondí yo.

— No lo entiendo—dijo mi padre, volviendo a ocuparse de sus pergaminos, no sé si con verdadera indiferencia o para ocultarme la expresión de su semblante.

Ahora pregunto: si no hubiera yo visto a la del aposento cuando niño, ¿hubiera podido reconocerla por su retrato diez años después?
”.




Aunque le cueste trabajo creer al desprevenido viajero que cada año recorre las bellas calles del casco antiguo de la ciudad de Valladolid, la presencia del espíritu de la abuela Nicolasa en la Casa Museo Zorrilla de Valladolid sigue siendo habitual y ha provocado más de un problema entre los trabajadores del lugar. No hace mucho tiempo tuve la oportunidad de viajar hasta allí y en una conversación con una de las guías del museo me vino a confirmar lo que yo antes había leído en los medios de comunicación y especialmente en la prensa escrita sobre los fenómenos acontecidos en la casa en donde nació Zorrilla.

Todo pareció comenzar en el 2007, cuando el arquitecto encargado de la remodelación del museo decidió quitar del circuito de visitas, la pequeña habitación de los huéspedes en la que Zorrilla había visto el fantasma de Nicolasa. Fue entonces cuando los trabajadores del lugar denunciaron unos sucesos que no podían explicar: las luces empezaron a encenderse y apagarse solas, los proyectores se ponían en marcha por si solos, se abrían los cajones, se rompían los espejos y desaparecían cosas para desesperación de unos trabajadores que entendieron a la perfección lo que allí estaba ocurriendo. A la abuela de Zorrilla no le había gustado la idea del dichoso arquitecto y por eso decidieron, por consenso, volver a poner su habitación en el circuito, para satisfacción de los visitantes que acuden hasta este lugar para sentir una experiencia más allá de lo normal.



domingo, 18 de junio de 2017

LEYENDA SIOUX. SI QUIEREN QUE SU AMOR PERDURE, VUELEN JUNTOS, PERO NO ATADOS.



Según una antigua leyenda Sioux, un día Toro Bravo, un valiente y honorable guerrero, y Nube azul, la bella hija del jefe de la tribu, llegaron a la tienda del anciano sabio de la aldea para pedir consejo.

Nos amamos –dijo el joven- y nos vamos a casar –añadió ella- Su amor era sincero, pero el miedo a perderse nos les permitía que la paz reinase en sus corazones, por eso rogaron al anciano que hiciese un conjuro o un hechizo, e incluso que les ofreciese un talismán para protegerles y así poder estar juntos hasta el día de su muerte. ¿Hay algo que pueda hacer por nosotros? Preguntaron finalmente. 

El anciano se emocionó mucho al verlos, tan enamorados y esperando su consejo con tanto sufrimiento por el miedo a perderse, pero sabía de los peligros que encerraba su insólita petición. Este era un reto difícil, y así se lo dijo a los jóvenes, pues suponía una gran sacrificio. Con la mirada nublada por la pasión, Toro Bravo y Nube Azul, aseguraron que nada les importaba y que harían lo que fuese necesario por consevar su amor. 

Ante la insitencia de los enamorados, el anciano le dijo a Nube Azul que marchase hasta el monte que estaba al norte de la aldea. Debía de escalarlo ella sola, sin que nadie le acompañase y sin más armas que sus manos. Tan solo debía de llevar una pequeña red para atrapar a un vigoroso y bello halcón. Cuandó así hubiese obrado debía de traerlo vivo el tercer día después de la luna llena. En cuanto a Toro Bravo, su misión no era más sencilla. Él debía de ascender hasta lo más alto de la montaña de ltrueno, y allí capturar a la más poderosa de las águilas pero sin dañarle ni hacerle ningún tipo de mal. Una vez hubiese cumplido su objetivo debería de traer al animal el mismo día que su amada.

Ahora, partan, dijo el anciano.

Los jóvenes se abrazaron con pasión y luego emprendieron su camino, ella fue hacia el norte, y él hacia el sur, deseando cumplir, lo antes posible, con las misiones encomendadas. Pasó el tiempo y el día señalado, los amantes volvieron a la tienda del anciano, cargando cada uno con el animal que le había sido pedido. 

¿Qué debemos hacer ahora? preguntó impaciente Toro Bravo, ¿Acaso debemos matarlas y beber su sangre?

No, respondió el sabio anciano.

¿Debemos comer su carne preciosa? preguntó Nube Azul.

No repitió el anciano. 

Lo que no podían imaginar era la respuesta que estaba a punto de ofrecerles el hechicero. Lo que debéis hacer es atarles por sus patas con estas tiras de cuero. Luego dejarlas, así podrán volar libres. Ante tan extraña petición, la pareja puso cara de incredulidad, pero no protestaron la orden del sabio. Con cuidado ataron las patas de las aves y enseguida las soltaron, pero como era de esperar, el aguila y el halcón nunca pudieron levantar el vuelo, cayendo continuamente en el suelo, revolcándose por no poder volar libremente. 

Tras muchos intentos, frustradas por su incapacidad para volar, empezaron atacarse con sus picos, hiriéndose de muerte. Ante lo dramático de la solución, el anciano advirtió a los enamorados con el siguiente consejo: este es el conjuro que me han pedido. No lo olviden. Ustedes son como el halcón y el águila, si os atáis el uno al otro, aunque sea por vuestro inmenso amor, viviréis el resto de vuestras vidas arrastrando un gran dolor. 

Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos, pero jamás atados.

viernes, 5 de mayo de 2017

LA PRUEBA DEL MÁS ALLÁ. ENTREVISTA A EBEN ALEXANDER.



En el 2014 un periódico de difusión internacional publicaba una entrevista al científico y neurocirujano Eben Alexander, autor del libro "La Prueba del Cielo" en donde relató la impactante experiencia que protagonizó en el 2008, mientras estaba en coma por una meningitis. Sus estudios permitieron comprobar que la conciencia es independiente del cerebro y por lo tanto que la muerte no es más que una simple ilusión ya que, según él, a todos nos espera una vida eterna y de esplendor, más allá de la tumba.

Su ECM provocó un cambio radical en él, al pasar de ser un ateo radical, convencido de que la muerte era el final del camino, a ser un científico cuyas investigaciones empezaron a dar esperanza a millones de personas que, tras leer su obra, se sintieron convencidas de la existencia de una vida después de la muerte, pero también de un cielo y un Creador omnipotente.

Indudablemente, el libro de Alexander fue duramente criticado por los materialistas extremos, como el neurocientífico Sam Harris, quien comenzó a difamarle tachándole de aplicar una metodología acientífica e inadecuada, llegando a sugerir que su compañero no sabía nada sobre la ciencia cerebral, algo que, desde nuestro punto de vista entraría en contradicción con el curriculum de este científico que, entre otras cosas, estudió en las Universidades de Carolina del Norte y en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke, alcanzando el grado de Doctor, lugar en el que fue residente de Cirugía General, para después de certificarse en la Juan Americana de Cirugía Neurológica y el Colegio Americano de Cirujanos. Por si pudiese parecer poco, Alexander ejerció la docencia en la Universidad Duke, en Harvard, en Massachusetts y en la Universidad de Virginia, y ha llevado a cabo su carrera profesional en el Hospital de Boston, en el Instituto de Cáncer Dana-Farber, en el Hospital de Massachusetts y en el Hospital General de Salud Central de Lynchburg. 

Frente a estas críticas, el científico respondió en noviembre de 2012 con un contundente artículo publicado en Newsweek: "Mis sinapsis - los espacios entre las neuronas del cerebro que soportan la actividad electroquímica que hace esta función cerebral, no solo se vio comprometida durante mi experiencia. Estuvo detenida. Solo los focos aislados de las neuronas corticales profundas seguían con una pulverización catódica, pero no las amplias redes capaces de generar algo parecido a lo que llamamos "conciencia", pues las bacterias E. coli que inundaron mi cerebro durante mi enfermedad, se encargaron de eso. Mis médicos me han dicho que de acuerdo a todas las pruebas del cerebro que hicieron, no había manera de que funciones como la visión, la audición, la emoción, la memoria, el lenguaje o la lógica hubiesen quedado intactas."

Ante las preguntas del periodista, el doctor Alexander respondía que su concepción del cielo tras su propia ECM, se había visto influenciada por su tradición cristiana y su larga carrera como neurocirujano. Reconoce también que la reencarnación es necesaria para entender la naturaleza de Dios, y que la conciencia no se limita al cuerpo físico sino que se extiende más allá de la muerte física. 

Según el científico, el principal problema a la hora de afrontar la problemática de las ECM, radica en el enfrentamiento entre los propios científicos y la fe, pero solo entre los extremistas de ambos lados, los materialistas más intransigentes y los fundamentalistas religiosos, cuya miopía intelectual habría impedido ver las evidencias que nos proporcionan los pacientes que han sufrido una de estas experiencias.

Posteriormente, Alexander reconoció las dificultades por las que pasó después de salir del coma y contar sus propias vivencias. Las primeras contradicciones les afectaron de forma personal, porque como reconoce en la entrevista él era de naturaleza escéptica pero los hechos parecían demasiado evidentes. Sus exámenes neurológicos y las valoraciones de laboratorio, todas parecían apuntar en una misma dirección: su cerebro se había apagado y por lo tanto era totalmente imposible que tuviese cualquier tipo de actividad capaz de producir imágenes y sensaciones como experimentó, para él "Una meningitis tan severa como la que padeció era el perfecto modelo de la muerte porque destruye el neocórtex". Tuvo por lo tanto que aceptar, después de meses de estudios, que su experiencia no ocurrió en su cerebro, sino en un campo de realidad distinto. Desde entonces empezó a interpretar la realidad física de forma más mística, bajo su convencimiento en la existencia de un ser todopoderoso y pleno de bondad. En sus propias palabras "Dios está intrínsecamente ligado a nuestra conciencia, y a la eternidad de nuestras almas". El anterior científico, racional y experimental, dio paso a sur más humilde y menos temeroso de la muerte, dijo finalmente en la entrevista. 

Tampoco se olvidó Alexander de los casos de suicidios relacionados con las ECM. En este caso la revisión de sus vidas es trágica por acceder al conocimiento del amor de Dios y la pena que genera entre nuestros semejantes al vernos partir. Lo realmente curioso, afirma el científico es que los que intentan suicidarse y tienen una ECM, ya no lo vuelven a intentar jamas. 

 En cuanto a la idea del infierno Alexander ofrece una visión marcada por las influencias orientales y cristianas a las que hemos hecho referencia. La vida del humano debe de estar marcada por la compasión y el perdón, para ir ascendiendo en las distintas encarnaciones que tenemos hasta fundirnos con la divinidad. En nuestra libertad, si elegimos el camino incorrecto, y si provocamos dolor y sufrimiento a aquellos que nos rodean, se verá reflejado en la revisión de nuestras vidas después de nuestra muerte física. 

Curiosamente, esta última afirmación del neurocirujano nos aproxima de nuevo a la idea de ultratumba de la religión egipcia y de su famoso juicio para alcanzar la vida eterna. 

viernes, 30 de diciembre de 2016

LA CUEVA DE SATANÁS EN SALAMANCA



Nuestro viaje por los enclaves mágicos que tenemos en España nos lleva en esta ocasión hasta la Plaza de Carvajal, en donde podremos visitar la Cueva de Salamanca, un auténtico lugar de poder con gran fama dentro de la literatura española. Cervantes, el padre Feijoo e incluso Walter Scott hablaron de ella en algunas de sus obras. 

Según cuentan las leyendas, en la desaparecida Iglesia de San Cebrián, el mismísimo Satanás impartía antiguas doctrinas que versaban sobre las ciencias ocultas a siete alumnos durante siete largos años. Pasado el tiempo, uno de ellos, debía de permanecer el resto de su vida al servicio de la cueva. Uno de los alumnos más célebres fue el Marqués de Villena.

Las clases con tan poderoso maestro no eran, ni mucho menos, gratuitas. Los alumnos debían pagar por ellas, así que, por sorteo, se elegía al que debía hacerse cargo de los gastos, pero si no podía, no tendría otro remedio más que quedarse encerrado en la cueva. 

Como dijimos, una vez, le tocó pagar al Marqués de Villena, pero no pudo hacer frente a su deuda. La situación para el joven marqués pasó a ser desesperada, aun así, en su ánimo, no pasaba la posibilidad de quedarse enterrado en vida en el interior de la Cueva de Salamanca, por lo que inventó un plan para poder escapar. Para ello se ocultó en una tinaja (nuevamente y coincidiendo con otros lugares cargados de misterios, una tinaja), tapada de diversos objetos que se habían ido acumulando a lo largo del tiempo. Al ocultarse en ella procuró que estos objetos quedasen tal y como habían estado anteriormente para no ser descubierto. Cuando Satanás regresó y encontró la cueva vacía, entró en cólera, sin darse cuenta que había dejado la puerta abierta y así dejando vía libre al marqués para que escapara.

El joven estuvo toda la noche oculto en la oscuridad de la cueva, esperando pacientemente la llegada de los primeros rayos del sol de la nueva mañana. Pero al salir, su sombra se quedó atrapada en la cueva para siempre.

La cueva es conocida en la actualidad por ser el lugar donde daba clases el diablo. Después de ser excavada en los años 90 por un grupo de arqueólogos, ha pasado a ser un lugar de obligada visita para toda persona que visite Salamanca, quienes pueden acercarse a la cueva y subir a la Torre a disfrutar de las vistas, y de su historia. 



domingo, 25 de diciembre de 2016

APARICIONES FANTASMALES EN LA COLONIA DE SANTA EULALIA. ALICANTE.


Aunque no muy conocida por su relación con el mundo de lo sobrenatural, la provincia de Alicante cuenta con algún enclave en los que una serie de hechos tenebrosos de un pasado ya remoto, dejaron una huella maldita que se ha materializado en la aparición de fantasmas y fenómenos paranormales que, a más de uno, ha causado una gran impresión. Uno de estos lugares es, sin duda, la Colonia de Santa Eulalia, situada entre los términos municipales de Sax y Villena. 

No son pocas las veces que estos seres del Más Allá se han dejado ver, fotografiar e incluso grabar por todos aquellos que han tenido la suerte, o la desgracia, de pasarse por allí, para ser testigos de unos hechos sobrenaturales ocurridos como consecuencia de unos hechos en los que se mezclan el amor, lo celos, el alcohol y el desenfreno. 

A finales del siglo XIX se produce la llegada de doña María Avial Peñas y su marido, el Vizconde de Alzira a los Prados de Santa Eulalia. La mujer era hija de un indiano que se había hecho rico en Cuba, y por eso pudo permitirse dotar a su joven hija con la nada irrisoria cantidad de 18 millones de pesetas, dinero que fue invertido para crear la empresa que explotaría la propiedad del Conde de Alcudia, don Antonio de Padua.



La riqueza de la pareja pronto se hizo evidente para los vecinos del lugar. Alrededor de la mansión se construyeron casas para los colonos que hasta allí llegaban para probar fortuna, pero también un teatro, tiendas, una oficina de correos, una estación de tren, bodegas y una fábrica de harina, rodeado por bellos jardines, fuentes, y estanques. Pero por encima de todo, destacaba el extraño palacete del Conde de Santa Eulalia, el cual tenía doce dormitorios, un gran salón, una biblioteca y un bello despacho, pero en el que destacaba, por su compleja interpretación, la presencia de unos relieves que representaban a unos ángeles sin alas y con los brazos extendidos, a cuyos pies se amontonaban un conjunto de individuos sacudidos por todo tipo de pasiones. 

Desgraciadamente el amor no duró para siempre, porque pronto don Mariano de Bertodano se ganó el odio de su esposa, la vizcondesa doña María, enamorada del conde don Antonio de Padua, y por eso las desavenencias acabaron estallando, por lo que el pobre Mariano terminó marchándose, dejando a la Condesa en compañía de su amante y al frente de la colonia de Santa Eulalia. Pronto la hacienda empezó a prosperar; el casino, la licorería y el teatro empezaron a inundarse con todo tipo de personas que buscaban diversión a costa de una pareja que decidió disfrutar de la vida sin límites. 


La pasión, la música, el juego y el alcohol se prolongaban hasta el amanecer, pero los que se quedaban en el palacio pronto empezaron a experimentar sensaciones extrañas que no parecían tener explicación. Curiosamente, en unas excavaciones recientes se demostró que el palacio había sido construido sobre un antiguo cementerio de época andalusí.




Según cuenta la leyenda, un día, el esposo de la Condesa decidió regresar a su hogar, para ver en que se había convertido su anterior tranquila colonia, pero una vez allí no pudo evitar caer bajo el hechizo de su renovada esposa. Una noche, el Conde decidió jugarse parte de su fortuna en el casino, pero la suerte no le acompañó y por eso ahogó sus penas en el alcohol. Desesperado, salió al jardín, con tan mala suerte que cayó en una de las fuentecillas quedando la parte superior de su cuerpo sumergida en el agua, hasta encontrar la muerte. 

Desde entonces, todas las familias que han vivido en la Colonia han quedado separadas por uno u otro motivo, y es más, son muchos los que siguen sintiendo la presencia de lo sobrenatural en una zona que se ha convertido en un punto de referencia para todos los amantes del misterio.



viernes, 16 de diciembre de 2016

EL FANTASMA DEL CASTILLO DEL BUEN AMOR. SALAMANCA


En la localidad salmantina de Topas, el viajero interesado en el mundo de lo oculto y con ganas de experimentar emociones fuertes, tendrá la ocasión de entrar en contacto con una nueva historia relacionada con la existencia de presuntos seres sobrenaturales. El Castillo del Buen Amor fue erigido sobre los cimientos de otro anterior. Su importancia desde el punto de vista histórico es notable ya que estuvo vinculado con los Reyes Católicos o a los Fonseca, un linaje de arzobispos estrechamente relacionados con el lugar, tanto que el nombre del actual hotel que se ubica entre sus muros, se lo debemos a un extraño acontecimiento relacionado con dicha familia.

Cuenta la leyenda que el castillo fue propiedad del Arzobispo de Santiago, Alfonso de Fonseca y su amante Doña María de Ulloa, aunque investigaciones actuales demostrarían que esta bella construcción de estilo gótico perteneció a su homónimo en nombre y apellido, Alfonso de Fonseca Quijada, primo del anterior, obispo de Cuenca, Ávila y Osma. Al parecer, el obispo transformó el castillo en su propio palacio, y allí se trasladó para compartir su tiempo con su amada, Doña Teresa de las Cuevas, con la que tuvo cuatro hijos.




Alfonso Fonseca fue un fiel seguidor de los Reyes Católicos, hasta tal punto que no dudó en prestar sus servicios en favor de ellos durante la guerra civil que enfrentó a los partidarios de Isabel de Castilla contra los de Juana la Beltraneja. Su relación con los Reyes Católicos fue estrecha, porque en su propio palacio llegó a habitar el rey Fernando, con el que también compartió su interés por introducir en España las formas estilísticas del Renacimiento italiano.

Después de una larga etapa, en la que el castillo quedó expuesto al inexorable paso del tiempo, cayendo prácticamente en el olvido, llegamos al siglo XX, y más concretamente al año 1957 en la que la Comisión General de Patrimonio Artístico, llamó la atención sobre el mal estado de conservación de un edificio que amenazaba ruina. razón por la que se llevó a cabo un complejo trabajo de restauración, en 1958, antes de que en el 1996 se llevase a cabo a su rehabilitación para finalmente terminar convirtiéndose en un hotel en el año 2003.

A pesar de la belleza arquitectónica del edificio, el interior es lúgubre, con largos y claustrofóbicos pasadizos que llevan hasta las distintas dependencias del hotel. Las habitaciones, salones y el resto de cámaras se articulan en torno a un gran salón del que salen distintas escalinatas profusamente decoradas y que llevan hasta las habitaciones de los huéspedes, destacando por encima de todas las situadas en los fosos, las cuales gozan de chimeneas, armaduras y salones propios.

Es aquí cuando posiblemente vayan a empezar los problemas, porque según diversos visitantes, durante la noche se escuchan estraños susurros, persistentes golpes y presencias extrañas, como las de un gato negro merodeando por los pasillos que, al ser mencionado en recepción a la mañana siguiente, niegan su existencia al asegurar que el hotel no habita ningún gato.

Un halo de misterio envuelve al hotel, tal y como lo demuestra el testimonio da varios trabajadores del antiguo castillo, que han llegado a relatar la existencia de llamadas de teléfono desde unas habitaciones en donde nadie se alojaba. Uno de los lugares más encantados del hotel podría ubicarse en las antiguas caballerizas, en donde se ha creído ver al fantasma del arzobispo, anque también se ha llegado a presenciar una dama vestida de blanco, vagando por las habitaciones y que no podría ser otra más que Doña Teresa de las Cuevas.




Otros clientes dicen haber escuchado golpes en las paredes e incluso el enigmático arrastre de unas cadenas o el movimiento de las tropas castellanas alrededor del palacio. Aun así, y después de tan terrorífica experiencia no son pocos los que cuentan los días para volver a este magnífico lugar, que desde aquí recomendamos.

domingo, 11 de diciembre de 2016

BAILE DEL FANTASMA. UNA DANZA RITUAL PARA AYUDAR AL ESPÍRITU DE LOS NATIVOS AMERICANOS.



El conocido como Baile del Fantasma abarca movimientos de restauración de diferentes religiones nativas americanas en los Estados Unidos Occidentales. En 1870, uno de estos  Bailes del Fantasma fue llevado a cabo por el profeta payute Wodziwob, y entre 1889 a 1890 el testigo lo recogió el jefe Wovoka, un paiute del norte. En términos generales, las prácticas del Baile del fantasma son utilizadas para revitalizar las antiguas religiones de antes del contacto, pero también para honorificar y adorar a los muertos mientras esperan su renacimiento. En este sentido, las ideas de los indios norteamericanos sobre la existencia de una vida después de la muerte, están reflejadas en sus escritos y narraciones legendarias, las cuales insisten en la creencia en la reencarnación y en los recuerdos de algunos chamanes de la existencia de vidas anteriores. 


Baile de Fantasma Sioux de 1851. 

En diciembre de 1888, Wovoka, hijo de Tavibo (Numu-tibo'o), cayó gravemente enfermo afectado por una fiebre que apareció durante un eclipse de sol. Cuando nadie pensaba en su recuperación, Wovoka logró vencer a la enfermedad y después aseguró que había visitado el mundo del espíritu y el Ser Supremo, profetizando que el mundo llegaría a su fin en fechas próximas, justo cuando el dios supremo (El gran espíritu) se encarnara en la tierra. 

En sus visiones fortaleció la creencia y su convicción de que todos los nativos heredarían el mundo, incluyendo los que estaban ya muertos, para vivir eternamente sin padecer sufrimiento y las injusticias a los que se vieron sometidas desde su contacto con el hombre blanco. Para ello, Wovoka declaró que todos los nativos tendrían que vivir rectamente, y rehuir los vicios que les habían transmitido los hombres (especialmente el consumo de alcohol) y que tanto les habían separado del mundo de la naturaleza. Enseñó que la meditación, la oración, el canto, y el baile eran la forma ideal de ayudar al muerto, y preparar el camino para su pronta resurrección. 

Su padre Tavibo, ya había participado en el Baile de Fantasma de 1870, teniendo una visión por la que los espíritus de la naturaleza sacaban a todos los seres humanos de la tierra, sometiéndoles a juicio por sus malas acciones. Tavibo concluyó que los americanos nativos regresarían a vivir en un entorno restaurado, en donde resucitarían y vivirían en felicidad. Esta religión del Baile del Fantasma quedó extendida a muchas tribus en reservas del oeste, incluyendo a los Sioux, los Cheyenne y los Arapahoes, y en la actualidad la siguen practicando los indios caddo.